Abrazos por barrer

27 de Noviembre, 2020

Hace tiempo llegó este título a mí, e inevitablemente cuando apareció me hizo pensar en Alberto. Es curioso como hay detalles que te recuerdan personas, e incluso momentos, es extraordinario como de la nada puede evocarse una imagen perfecta, de un lugar, de una conversación, de un instante concreto. Pero vosotras que no conocéis exactamente a este tal Alberto, os preguntaréis que relación puede tener la amistad con todo esto. Y en un principio podría parecer que ninguna, salvo que este tipo de ideas a nosotros en particular nos divertían, y jugábamos a inventar la relación entre conceptos que parecían totalmente inconexos. Sillas murciélago, Panenka a fondo buitre, Relato de un polvo triste, Boxeo de mancos, o Errores genéticos, son solo algunos de aquellos títulos, que entre bromas cobraban sentido, y que ahora son relatos, y vosotras los habéis ido leyendo.

Pero como decía la amistad a veces se relaciona con cosas que para nadie más tienen sentido, porque ellos aparecieron en un momento de tu vida de visita y se quedaron, porque las conversaciones con ellos al mismo tiempo son diálogo, y charlas contigo mismo. Porque jamás cruzan la frontera si no es porque existe un buen motivo, porque a veces la paz está en un abrazo que sientes hogar, en la calma que se produce al explicar algo, hacerte vulnerable y sentirte protegido al instante, en ese mismo suspiro.

La amistad son aquellos con los que descubriste que tienes ganas de estar, los mismos que te dicen "lo estás haciendo bien", o... "No, no estás yendo por el camino correcto". Son esos abrazos que siempre encuentran el tiempo perdido, que no entienden de nada más que no sea como late tu vida y la suya, que comprenden que en la vida, solo hay una vez que se dice "jamás volveremos a vernos".

Son los acompañantes de los viajes difíciles, porque allí donde te falte el aliento, allí son. Son quienes no vienen a curarte tus heridas, sino a acompañarte en ellas, y a decirte lo "perfecto" que eres también en tus desaciertos. Son ELLOS, en mayúsculas, la mejor sensación del mundo entero. Son la casa del ave fénix, donde las cenizas cobran vida, y también los sueños. Donde las conexiones no evalúan las noches que se quedaron sin usar, y sí, los "no desperdicies el tiempo". Son sol, son alimento, de ese que nutre las ganas de crecer, de aprender, de seguir y no los miedos. Son atardeceres que amanecen, e iluminan los más oscuros recuerdos. Son verdad, cruda o endulzada, según momentos. Son valentía, y conexiones distintas a las del resto.

Y es que, la única verdad es que hay AMOR detrás de todo eso, amor del que no acelera los latidos, pero te mira con ojos curiosos, y el corazón sincero.

Todas las personas tenemos un Alberto, un Manuel, una Inma, un Mikel, una Claudia, un Enrique, un Javi, ... Y junto a ellas, la vida tiene un sentido, y eso es algo que ni una pandemia, ni el caos que comporta, puede desposeernos. Porque son una de esas personas, con las que no puedes disimular las ganas de abrazarte, y con las que en las despedidas es imposible medir cuanto cariño dejaron, por si acaso, en el bolsillo que todos llevamos abierto.

Siempre nos quedarán muchos abrazos por barrer, (tuyos, míos, nuestros) querido Alberto.