Afecto de fuego y piel

19 de Enero, 2021

Ayer me preguntaron quien eras y no supe responderles. No supe porque a veces las palabras no se entremezclan bien, y yo tartamudeo. Porque en ocasiones me da miedo pedir deseos en voz baja y que me oigas, porque a menudo, ni siquiera sé que decirme a mí mismo.

Ayer me preguntaron quien eras y no supe responderles. Porque la palabra exacta aún no se ha inventado. Porque los dedos se me descruzan si titubeo un segundo, porque odio entrar en esa guerra absurda en la que cada bala es un "te hecho de menos".

Ayer me preguntaron quien eras y no supe responderles. Porque prefiero guardar silencio por si te escapas. Porque sé que es la primera respuesta de muchas, más mundanas, menos poéticas. Porque eres las horas ajenas al frío, al hambre, a la tristeza,... al maldito bucle.

Ayer me preguntaron quien eras y no supe responderles. Así que hoy, no he dejado de pensar mi futura respuesta.


¿Qué quién es?


Es la presencia de una llama escondida en los pasos,

la pasión que susurra una vida mordida en sus labios,

ese incendio que aún no arde, porque anda despistado,

son esos dedos, a quienes siempre acusan de ser ladrón de guante blanco.


Es la fuerza sutil de una sonrisa tras el impacto,

la noche viviendo en el día, el día en un cielo estrellado,

ese concepto que jamás consigues abreviarlo,

son las llaves de los grilletes de cada uno de tus temores esclavos.


Es un pirata abordando pasiones sobre tejados,

la loba rompiendo estrellas a aullidos ahogados,

ese humor irónico y prohibido con que retarnos,

son esas flechas, atrapadas en una boca cálida, y unos ojos rasgados.

Es saltarse los acuerdos firmados en un pacto,

la habitación donde la pasión deja todo destartalado,

ese corazón de humo que nadie consigue domarlo,

son los cientos de kilómetros, y el alma con el cinturón desabrochado.


Es quien maneja la luna con hilos trenzados,

la fantasía que sueñas recién levantado,

el deseo de oler a perfume, a alcohol, y su tacto,

son las ganas atrapadas en un donde, en un cómo, en un cuándo.


Es la brisa del mar, dibujada lentamente en un retrato,

la colección de todos los suspiros que he soltado,

ese alma donde queremos para siempre hibernarnos,

son mis ganas de verte otra vez, que esta vez lo piden gritando.