Compartir piso desde el primer beso

27 de Noviembre, 2021

Hay besos que lo cambian todo, y uno no puede hacer nada para evitarlo.

Besos que mudan el destino casi a su antojo, justo en el preciso instante que impactan contra tus labios y dinamitan todo lo preestablecido. Besos que hacen temblar los cimientos, que pasan por alto fronteras, que olvidan cualquier prejuicio. Besos que uno no espera, que atrapan el alma entre nubes, que dejan soñando a los parpados, que susurran planes futuros de todo lo que aún no hemos reído.

Besos que ratifican anhelos, que viven perpetuos en la boca, que tienen fecha, pero no de caducidad, y sin embargo hablan claramente de que esto, tiene todo el sentido. Besos lentos y fugaces al tiempo, pero intensos, de esos que te desnudan los entresijos. Besos dudosos de todo, que resuelven de golpe el acertijo. Besos que son huracán, concierto, refugio, y suspiro.

Besos perfectamente imperfectos, de esos que imaginaste muchas veces, y que de golpe olvidan todo lo aprendido. Besos que uno quisiera repetir una y otra vez, en un bucle constante, mezclando recuerdos y sensaciones, sin dejar escapar ninguno de los detalles más ínfimos. Besos que son solo certezas, que metamorfosean íntegramente una vida, a los que algunos llaman eternos, y otros, tan solo primerizos. 

Besos con coordenadas exactas que parecen ser epílogo, y que al segundo, permutan en un maravilloso cruce de caminos. Besos que hacen preguntas cruciales (como la de; ¿compartimos piso?), mientras dejan, cursimente, al corazón surcando campos de mariposas, montando en monociclo. Besos que no necesitan nada más, para tenerlo todo claro desde el principio. 

Besos que son motor imprescindible, que son una declaración de intenciones, que hablan de que en esta vida, quiero bailar seriamente contigo. Besos que describen a la perfección la complejidad de lo sencillo. Besos dados para crecer juntos, de esos que izan velas nuevas, desplazan océanos, y reducen la distancia entre dos biografías, simplemente a unos cuantos milímetros.

Hay besos que lo cambian todo, y uno no quiere hacer nada para evitarlo.