De sueños y miedos

27 de Octubre, 2020

No existen puntos cardinales más distantes y a la vez tan próximos, como lo son los miedos y los sueños. Simétricos, salvajes, contrapuestos.

Obligados a encontrarse y a bailar por un instante en nuestras mentes, buscándose y repeliéndose, como dos polos atrapados en un mismo campo magnético.

Frágiles, consonantes, inestables. El equipaje de uno es el otro, y viceversa, necesitándose, al igual que precisa el viento una hoja para dar inicio a su viaje, sin importar el destino, sin precisar cuanto tiempo.

Desorientados, se complementan en sus dudas, sin saber que sin el otro seria un sinsentido su existencia. Vasos comunicantes, como el sol y la luna, como la paz y el caos, como el océano y los icebergs menguantes, como la mueca que se dirime entre la sonrisa histriónica y el sollozo en silencio.

La ambigüedad de la boca seca y los ojos llenos, de no saber por donde vendrán los problemas o los aciertos. Ante la duda; la huida, el exilio, la acogida, o el regreso. La operación de rescate, de unos y otros, transformada en dos poemas homéricos

Perseguidos, deseados fugitivos, o reprobados residentes, la belleza pegadiza de su tema fetiche, se repite una y otra vez en bucle en sus efectos. Un alma partida en dos, disgregada de su anatomía, nadando en esa nebulosa incierta, que siembra indecisión en los deseos. Amar, desear, odiar o abominar, lo que sea, pero desde el principio, y hasta los infiernos.

La metamorfosis de una nueva mirada, calcular sus dimensiones, y dejar entrar en el ángulo exacto la fuerza para que haga palanca, es la coyuntura de su cariño y sus desvelos. La anatomía de su semántica los transforma en grupo, en abundancia, en ese delicado equilibrio por siempre imperfecto.

En su fin, separados en un suspiro, de esos que te toman más de un segundo. Arrancados de raíz, libres, ligeros, con el tiempo una iniciativa perpetua que se recuerda y se echa de menos. La guerra, de dos "desconocidos" unidos a la fuerza, la idea de cómo reinventar el amor y el dolor en su próximo beso.

La imaginación es un lugar peligroso, si a la paridad de sus extremos, te sumas tú, e intentas poner un ejemplo.