El blues del caminante

7 de Enero, 2023

Footsteps - Mike Lazarev

Una vida, un viaje. Un paso tras otro a lo desconocido. Un bolsillo lleno de sueños atrapados en un pañuelo. Los recuerdos arremolinados entre las arrugas de la frente. Unos labios que atesoran tantos besos...

Son solo palabras, que intentan definir una vida inabarcable, y en realidad, nunca seriamos justos, porque hay algunas cosas que no pueden explicarse. Las cicatrices, los miedos, las ganas de seguir hacia adelante. Las razones que uno solo encuentra en sí mismo, las motivaciones que tienen fecha y nombre, allí donde el alma arde. Uno nunca está preparado del todo para des-aprender, perdonar, separarse. Uno siempre confía en los finales felices, aunque desde el principio ya sabe que no son viables.

La historia se repite interminable, en otros cuerpos, en otra vida, en distintos lugares. El amor, la muerte, sin ser caras de una misma moneda, están predestinadas a encontrarse.

¡Él no era una excepción!

Siempre en su mismo recorrido, pudiendo parecer atrapado en la rueda de un hámster. Puntual a su cita, esperando el final de su viaje. Cuenta las horas, los días, los minutos, ..., para que su biografía se apague. Siempre repitiendo hasta la saciedad la misma frase:

- Yo ya lo he hecho todo, deja que marche.

Errante con paso firme, concentrado, invisible, adorable. Anodino para el resto del mundo, indeleble si consigue llegarte. Si lo miras por fuera; frágil y vulnerable, si lo miras por dentro, hercúleo, vivaz, puro coraje. Equilibrista del alambre, apostador en un juego de cartas constante. Un anciano que mira como un chiquillo todo lo que pase. Un luchador, que solo tiene ganas de jubilarse.

Se arregla, peina y perfuma como si fuera una cita importante. Sale de casa, vuelve la esquina, tira adelante. Cuatro calles, giro a la izquierda, compra unas flores, camina lento por los bazares. Sale al puente, cruza el río, se detiene un instante. Mira el reflejo, sonríe, continua su viaje. Sube la loma, abre la puerta, tercera lapida, tras la iglesia, pasillo dos si te guías por los restos mortales. Se arrodilla, ríe y llora a partes iguales. La besa, se despide hasta mañana. Des-recorre lo recorrido sin la misma ilusión que antes.

¡Ya lo tiene todo hecho hoy, deja que se marche!

Se sienta en el sofá, pone la tele, respira profundo, se duerme. No sin antes decirse:

- Quizá mañana, con un poco de suerte, no consiga despertarme.

Uno siempre vuelve a los lugares donde amó la vida, uno siempre vuelve a las personas donde la vida le amó. Ese es el único secreto del blues del caminante; Un paso no importa, si no te lleva hacia la dirección, donde abrir el corazón como nunca lo habías hecho antes.