He aprendido

29 de Diciembre, 2019

Este año he aprendido entre todos esos momentos que se me han evaporado en estos 365 días, que es más difícil sobrevivirle a un recuerdo, que llenar la ausencia de sonrisas abatidas. Que hay heridas que componen versos, y versos que hieren cuando los miras, porque a veces, la mayoría, es más importante lo que no ves, que lo que ves, lo que no dices, pero no olvidas. He aprendido con eso, que existen atardeceres que dejan el alma al descubierto, y otros, que los pelos de punta uno a uno atornillan. Que es más fácil que las lágrimas del pasado roto, hagan pie cuando tienes las banderas caídas. Que el tiempo no siempre cierra a cal y canto el recuerdo, ni cicatriza. 

He aprendido que el miedo juega con nosotros, día a día su partida, y que el mío, por suerte a veces se desorienta y no porfía. Que me deslizo por momentos en una auténtica montaña rusa, por que la intensidad, a menudo, pierde el equilibrio distraída. Que decidir es de valientes, y de cobardes, según el día. Que la familia no se negocia, que los kilómetros son distancia o cercanía, que tengo talentos ocultos que desconocía. Que mis rasguños tienen derechos de autor, y también lo tienen sus tiritas. Que las ganas son mi mayor fuerza, y que a instantes, soy más de tirar la puerta abajo que de abrirla.

He aprendido que me quiero poco y mal, o me quería. Que mi otra mitad me dice las cosas que nadie me dice, por ejemplo; que debería vivir como si mañana fuera el último día. Que mido a milímetros las ideas en mi cabeza para intentar entenderlo todo, todo aquello que luego improvisaría. Que soy de no sacar conclusiones precipitadas, y también de sacarlas, transformándome en enigma. Que hay causalidades que componen conexiones irrepetibles, porque todo en esta aventura es solo química. Que no hay nunca respuesta enteramente correcta, ni perfectamente errónea para la alegría. Que ante las dudas, soy siempre de papel y/o de tinta.

He aprendido que viajar no se negocia, porque es el ADN de mi biografía. Que la soledad me enamora, pero que soy más de compartirla. Que los golpes más duros son los silencios. Que mi vida no es un sueldo, ni perfecta, y que la suerte hay que buscarla y no pedirla. Que si tiene que llegar una señal para lo que sea, llegará, llegará sin sutilezas, para que no me queden excusas, ni pueda decir que no lo sabía. Que mi jaula de dudas, aveces echa ancla, aunque me resista. Que prefiero las personas diferentes, con el corazón caliente, y la mente fría. Que los perdones sinceros, forjan amistades sempiternas, que detrás de cada recuerdo hay siempre una lagrima, o una sonrisa.

He aprendido que el amor no es geometría, que el precio de amar es siempre incalculable, y que además nunca se olvida. Que ahí está, aunque me resista. Que me siguen sonando a canción triste las despedidas. Que es difícil escuchar mi verdad, tu verdad, aún mucho más decirla. Que las excusas no sirven para nada, por mucho que las repitas. Que soy un saco tiesto, y no media naranja, que hay cosas que no caben en los dedos, en la boca, en el pecho, en una fotografía. Por ejemplo los recuerdos, los besos, los sueños, las dudas, las caricias.

Que me gusta dejar frases a medias, para ver si alguien viene y... las termina. Que si me sonríen en medio de un beso, siempre acabo con esa arruga grabada en el alma, el "núcleo" orbitando, y la batalla perdida. Que en ocasiones mi corazón ata a mis pies para ver si no caminan, y que otras, voy con la pasión kamikace, sin cinturón por la vida. Que quizás aunque aún ni yo lo sepa, mis ojos llevan tiempo con la respuesta ya escrita. Que quiero en mi vida alguien a quien le de más miedo perderme que arriesgarse, quien prefiera quererme bien, que amarme solo hoy, o a toda prisa.

He aprendido que el cariño no siempre lo puede todo, y que vivimos esperando que el otro tome la iniciativa. Y así nos quedamos con ganas de que suceda justo lo que yo quería. Que a veces es mejor que no haya salido como pretendías. Que la expresión "todoestaperfecto", no es más que una mentira, que mi trabajo, el deporte, escribir, la música, mis amigos, la familia,... es mucho más que mi rutina. Que el caos que corre por mis venas, es de los imposibles la adrenalina. Que a veces el amor se me cree inmortal y salta, solo, solo y sin paracaídas.

He aprendido que me quiero en mi futuro y a ti, y a ti, y a ti... Y no me pidan que mire mucho más atrás, porque si parpadeo quizá cuando me vuelva, ya no exista.