Mi sueño breve
17 de Febrero, 2018
He despertado con los ojos rasgados de tanto apretar para no dejar de soñar, y sin poder evitarlo, aunque me hubiera quedado atrapado para siempre en aquel sueño. Aferrado, porque adoro los sueños que llegan sin avisar, los que me transportan a lugares como si estuviera allí mismo, los que al final te dejan grabado un beso en los labios, de esos que terminas buscando con los dedos a la mañana siguiente.

He abierto los ojos y no estabas en la otra punta de la almohada como en mi fantasía, y he pensado en los cientos de miedos que nos separan, en lo difícil que sería tenerte frente a un acantilado sin lanzarme al vacío, en lo maravilloso que sería que los sueños se hicieran realidad. Y es que anoche Morfeo me atrapo en un juego al teléfono que fue el inicio de un sueño perfecto, y me condujo más tarde por aquella calle hasta tu habitación de cuento, aquella donde descubrí que "solo con el corazón se puede ver bien, porque lo esencial es invisible a los ojos".
He recordado a que huelen las conversaciones que se interrumpen por las pasiones y que solo se puede saber si las decisiones pueden ser equivocadas o acertadas con muchos años de perspectiva, y aún nos queda para eso. Después hemos dado la vuelta al mundo y te he visto radiante rescatando tortugas, cuidando personas, salvando el mundo, y me has contagiado esa sonrisa en la boca, la mía un poco más nerviosa porque se moría por besarte. Y hacia el final del sueño, tras horas ahogando palabras en cervezas, tú, como siempre, te me has adelantado y besándome en un acto de valentía, me has dejado claro que el tiempo no es suficiente para olvidar las cosas importantes, las personas extraordinarias, los besos apasionados que duran tanto que terminan acostándose juntos entre las sabanas y el colchón.

Hoy he despertado en mi cama, contigo en mi mente, y me he dado cuenta de que los sueños me han dejado los ojos ávidos de verte. Una quimera que por un breve instante, anoche se hizo realidad.