Todos mis pequeños secretos
12 de Abril, 2020
Hace tiempo que solo escribo hacia afuera, con esas palabras bonitas que normalmente transportan emociones huecas. Hace tiempo que no tenemos el papel y yo, esa conversación íntima que deja entre las líneas de tinta y mis venas; todas y cada una de las alegrías que me suceden, todas y cada una de las penas que me atormentan, todas y cada una de mis dudas y decisiones, esas fuerzas fundamentalmente complementarias, y al mismo tiempo tan opuestas.
Hace tiempo que no escribo a vuelapluma, sin pensar, sin imaginarme mientras lo hago que sentirá quien lo lea. Sin el ritual de complicidad que se sucede cuando se detiene la vida por un instante, y quedamos yo y mi alma volando entre las letras.

Hace tiempo que el diario no me pregunta como estoy, mientras mi alma tiembla, y que me pide que cuando hable con él, lo haga con las palabras justas, sin atildar, solo del tamaño exacto a las emociones que se me despiertan. Hace tiempo que no voy a visitarlo, y le describo mi parte blanda, la talla de mis sentimientos, mis nubes negras.
Hace tiempo que no le empapan mis lágrimas, que mis sonrisas no inundan sus márgenes, que mis latidos no asaltan sus vocales, o viceversa. Hace tiempo que no somos trayecto, camino, hogar, destino, ganas, paz o fuerza. Hace tiempo que nos perdimos, aún estando yo con el brazo estirado y el con la mano abierta.
Hace tiempo que no le confieso a una hoja en blanco mis pequeños secretos, mis diamantes en bruto, mi hilaridad, mis tristezas. Hace tiempo que yo no le digo - confío en ti, y ella escucha y me interpreta. Hace tiempo que ella no me arranca las palabras, sea de grado o por la fuerza. Hace tiempo que ambos no sentimos esa fuerza magnética.

Hace tiempo que yo no dejo nada en ella, ni ella en mí, cuando hasta no hace tanto fuimos, yo su patria, y ella mi bandera. Hace tiempo que ella no es mi voz, la de mi corazón descosido, la de mi juicio puesto a prueba. Hace tiempo que no le confieso, mis ilusiones, mis pasos diminutos, las piedras que reaparecen, las metas que se superan.
Hace tiempo, como decía, que solo escribo hacia afuera, rompiendo un preciado equilibrio que habla de confesarme a mi mismo entre caracteres, versos, cuentos y poemas, mis propias verdades, sin importar del tipo que sean.